A menudo vista como un requisito dentro de una lista de chequeo, o un conjunto de valores y párrafos bonitos, la cultura organizacional es realmente lo que permite a un equipo de personas trabajar juntas, afrontar retos y sobrepasar las expectativas. Esto generalmente se traduce en la sostenibilidad y rentabilidad de las empresas.
No empecé como emprendedor. Los primeros 5 años de mi carrera fueron como empleado de una empresa grande, pero que en ese entonces lidiaba con el reto de dejar atrás los estigmas de ser una empresa familiar para poder dar el salto hacia una empresa de talla mundial. Las políticas eran rígidas en muchos sentidos y además, pertenezco a la generación Y, también conocida como la generación de los Millennials así que muchas veces no me sentí cómodo o en plena libertad para aportar desde mis pasiones y habilidades.
Eventualmente decidí salir de esa “prisión de confort”, me fui a estudiar y a viajar un año por Europa y a mi regreso en Colombia co-fundé Distilled Innovation junto a un equipo genial. Uno de los retos más grandes fue crear una identidad propia, una cultura que nos permitiera sumar experiencias y diseñar un framework — o marco común, para poder trabajar juntos. Esto evolucionó a nuestra propia metodología de innovación, la misma con la que he venido acompañando a diferentes empresas a diseñar modelos de negocio, productos y servicios sostenibles. Los clientes varían en sus industrias, tamaño y alcance del proyecto, pero hay algo que siempre es constante en estas intervenciones y es recalcar la importancia de la cultura organizacional dentro del éxito de cualquiera que sea el proyecto que acompaño. Y es que de nada nos sirve tener las capacidades o la mejor estrategia; si el talento, las habilidades y la cultura de la empresa no permiten poner la estrategia en práctica y ejecutarla de la mejor manera.
En Distilled Innovation fomentamos las pasiones y hobbies de nuestros colaboradores. Nuestros espacios de trabajo son diferentes, abiertos y amenos. Nuestro lenguaje y estilo de acompañamiento es cercano y genera confianza, sin dejar de adaptarse a los perfiles de las personas con las que trabajamos. Los valores de nuestra empresa se distinguen en el trabajo que hacemos y la libertad de ideas juega un papel fundamental a la hora de sentarnos con un equipo a co-crear soluciones innovadoras. Todo esto nos ha permitido crear una estructura flexible pero altamente ágil y una cultura centrada en las personas que se adapta a cada necesidad permitiéndonos entender mejor al cliente y al cliente entender mejor el proceso de innovación. Al final de los procesos, siempre logramos que haya adopción de buenas prácticas que mejoren la cultura organizacional del cliente, esto se asegura con victorias tempranas y la medición que hacemos de resultados.
Pero si todavía tienen dudas sobre el poder de la cultura para fortalecer la competitividad en las empresas, miremos este paralelo entre el caso de Uber y el de Microsoft.
El ex-CEO de Uber, Travis Kalanick, lideró una agresiva campaña de expansión de la empresa desobedeciendo leyes y regulaciones locales, despertando la ira de taxistas y gobiernos. Uber ha sido protagonista de escándalos, acosos y discriminación, la rentabilidad de su modelo de negocio de cara a los conductores ha sido gravemente criticado y expuesto como poco rentable y eso sin hablar de los problemas culturales y trampas que ha generado, por su falta de control, en países como Colombia. La cultura y poner al usuario primero pasaron a segundo plano.
En contraste con Kalanick, el CEO de Microsoft, Satya Nadella, quién asumió en 2014 y heredó una compañía poco relevante e innovadora, llegó con la intensión de pasar de una cultura organizacional que se las sabía todas a una que debía aprenderlo todo. La cultura de la empresa se había vuelto rígida al punto de que cada empleado tenía que demostrar que era el mejor y Nadella quería que esto cambiara a una cultura en donde se buscara aprender y crecer cada día. 4 años más tarde los empleados se sienten más felices e innovadores y la empresa ha generado más de 250mil millones de dólares en valor de mercado — más que Uber, Airbnb, Netflix Spotify y WeWork juntos.
Como Consultor en innovación conozco la importancia de fomentar una cultura en donde las personas se sientan bien experimentando y fallando, compartiendo y colaborando con otros y co-creando soluciones altamente innovadoras. Aquí les comparto algunos tips para poder lograrlo.
1. Define un propósito común y tu conjunto de valores.
Cuando atraemos a alguien porque cree en lo mismo nosotros creemos, será más fácil que se convierta en parte del equipo. Los valores y el propósito común son lo que nos permite hacer procesos de selección y encontrar a las personas que creen en lo mismo que cree la empresa y que por lo tanto no serán unos mercenarios trabajando por un salario sino compañeros dispuestos a luchar por el propósito común de la empresa.
2. Adecúa espacios de acuerdo a comportamientos naturales.
Sea el espacio de trabajo propio o compartido, siempre es más fácil potenciar comportamientos ya existentes que crear nuevos. Analizar los patrones de uso y los grupos que ejercen “dominio” sobre las diferentes áreas o zonas de la oficina permite que identifiquemos oportunidades de mejora. Poner postits y preguntas abiertas en ciertas zonas puede generar lugares de reunión y conversaciones creativas. Los lugares compartidos siempre son buenas zonas para fomentar la colaboración y la convergencia de ideas y pensamientos.
3. Apóyate en otros colaboradores.
Todos tenemos habilidades especiales y hobbies. Detectar estos puntos de interés en nuestros colaboradores nos permite crear espacios de aprendizaje en donde ellos pueden ser los protagonistas. Programas de entrenamiento o recreación liderados por los colaboradores son ejemplos de acciones que empoderan y fortalecen la cultura organizacional.
4. Offline es tan importante como online.
En la era de las comunicaciones y la tecnología no podemos olvidar lo importante de las interacciones humanas cara-a-cara. Una de las principales causas por las que falla un proyecto de innovación abierta o de co-creación es porque las interacciones tienden a dejarse enteramente en el ambiente digital. En mi experiencia con Distilled Innovation, la tecnología debe ser vista como esa herramienta que potencie los encuentros y el trabajo humano. A menudo estas herramientas se aprovechan mejor cuando se destinan espacios físicos para tales interacciones.
5. Crea tus propios rituales.
Los rituales son formas sencillas de hacer los valores tangibles y no estoy hablando de eventos o cosas raras. Un ritual sencillo puede ser empezar una reunión compartiendo las buenas noticias de la semana pasada. Lo importante es crear experiencias y actos únicos que refuercen la identidad de la empresa desde los valores que los colaboradores viven y cultivan allí. Otros ejemplos de rituales incluyen ceremonias de premios (al estilo Oscar), celebraciones de cumpleaños, reconocimientos por logros, etc.
¿Qué actividades utilizan para fortalecer su cultura organizacional? ¿En qué formas motivan a sus colaboradores para mantenerlos contentos y creativos? Compártenos tus respuestas en los comentarios.
Autor: Carlos Jaramillo Cardona
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