Escrito por Eddie Arrieta
¿Es más importante la meta o el camino hacia ella?
Muchas veces olvidamos uno de los factores fundamentales que determina en su gran manera el comportamiento de nuestros negocios: El cambio.
No importa cuántos años lleva en el mercado una empresa, o si es una startup, el contexto diario debe jugar como una ficha a favor, una que impulse y potencialice las decisiones de los negocios, porque de lo contrario, si no existe la capacidad de ajuste y adaptación, la competencia nos aplastará, las oportunidades desaparecerán y será más probable el fracaso.
¿Cómo se puede adaptar al cambio sin fracasar en el intento? Pivotando.
En el mundo del emprendimiento, el concepto de pívot o pivote fue usado y definido por Eric Ries, reconocido emprendedor norteamericano, autor de “The Lean Startup” y quién lo define como: “Un cambio en la estrategia, sin un cambio en la visión”. Eric incluso ha mencionado que no sabía bien cómo definir este fenómeno que veía replicado una y otra vez en muchas de las startups con las que trabajaba. Para mí es claro que pivotar es un proceso humano, más que algo meramente organizacional; el pivotar nace de la mentalidad misma del emprendedor, alguien que no pivotea sus conceptos, se encuentra limitado al momento de buscar estrategias que ayuden a crecer su emprendimiento y mucho más al momento de crecer como profesional. Puede que veamos estos cambios repentinos en nuestros conceptos como una evolución en el pensamiento, y lo es, es buscar la forma de actualizar nuestras estructuras mentales para superar los retos que parecen insuperables.
Hagamos un Zoom out. El término de pívot tiene un significado de acuerdo a su contexto; en la mecánica, por ejemplo, corresponde a un punto fijo o eje que actúa como soporte para orientar una máquina a su lugar. En el baloncesto, el pívot es aquella persona, que, en su mismo punto o posición, emplea diferentes movimientos, en pro de la victoria de su equipo.
Este mecanismo debería estar presente en la cabeza de todo emprendedor, para recordarnos que en ningún momento debemos dejar de aprender o de aprovechar algún recurso. En mi experiencia con ventas, por ejemplo, llegué a limitarme al uso de las mismas herramientas de email marketing y video-consultorías, asumiendo que era el mecanismo que dominaba y, por ende, la única forma de obtener clientes. Cuando me expuse a conceptos como growth hacking, pensamiento exponencial y modelos mentales, fui consciente de la inestabilidad de mis principios y es entonces cuando pivoteo, creando diferentes experimentos de Growth/marketing al interior de la empresa, reestructurando mis hábitos de aprendizaje y crecimiento, lo que me ayudó a aportar de manera significativa a la transformación de nuestra empresa. Sin este cambio hubiera fracasado en mi ignorancia, que me decía que solo usara lo conocido, sin aprovechar la versatilidad de la información y el conocimiento.
Es muy importante, también, aprender a usar las perspectivas, para encontrar el verdadero enfoque que queremos, aprender a pivotar, no como una traición al trabajo hecho, a las decisiones tomadas o a los logros alcanzados, sino como una herramienta necesaria para la transformación. En otras palabras, un potencializador de las bases que hemos creado.
¿De verdad sirve? Pivotar permite la identificación de nuevos mercados objetivos, de un mejor aprovechamiento de los recursos, siempre, desde el interés primario del negocio que se maneja, permitiendo ampliar el pensamiento del alcance de lo que hacemos, desde las acciones reales.
Hay casos de empresas que lograron pivotar y muchos se sorprenderían:
Netflix, por ejemplo, comenzó como una empresa que enviaba películas en formato DVD a domicilio (lo cual siguen haciendo), pero pivotearon, cuando usaron la plataforma streaming para ampliar su rango de suscriptores y lo hicieron nuevamente, al comenzar a generar sus propios contenidos, hasta ser lo que ahora todos conocemos.
Flickr, originalmente era un video juego en línea, en el cual los usuarios podían subir fotos, en algún punto, eso fue lo único que los interesados seguían haciendo y Flickr pivoteo, tomando una sola parte de todo el producto que ofrecían, convirtiéndolo en el nuevo mercado objetivo.
Espacio, empresa de la que soy presidente y co-fundador comenzó como un co-working space y en la medida en que ese concepto crecía, la demanda en la ciudad de Medellín también lo hacía, así se establecieron Epicentro, Atom House e incluso Ruta N como proveedores de estos servicios. Al mismo tiempo la demanda por los servicios de otra de nuestras empresas, Publicize, crecía y fue allí cuando llegó el pívot. Espacio terminó albergando en el 80% de la oficina a miembros de Publicize, y el modelo de co-working dejaba de tener sentido para nosotros. En ese momento supimos que era necesario observar el ecosistema y replantear nuestros objetivos. Decidimos entonces convertirnos en una incubadora, lo cual nos permitía ayudar a empresas relacionadas con medios de comunicación a crecer y ayudar al ecosistema de emprendimiento en Medellín.
Sencillamente, a todos nos gustaría estar preparados para el fracaso y en realidad no existe un consejo adecuado que pueda aplicarse a cualquier situación, pero de pivotar podemos aprender a:
- Usar las herramientas que tengamos cuando llegue la crisis o simplemente cuando identifiquemos una posibilidad provocadora.
- Desplazar cualquier método que considerábamos fundamental, por uno más práctico.
- Y por supuesto: usar el cambio a nuestro favor.