“Con un buen discurso, un hombre puede vender arena en el desierto”. ¿Alguna vez has escuchado este viejo refrán? Resalta uno de las mayores elementos sin el cual el mundo financiero no podría funcionar: las ventas.
Todo negocio se basa en un intercambio de bienes y servicios. Lo que nos hace distinguirnos dentro de las empresas que se dedican a nuestro mismo ramo es nuestra calidad de producto y nuestro trato al cliente.
Puede que no poseamos las mayores ventajas tecnológicas del mercado, pero si contamos con un servicio de ventas altamente efectivo nunca tendremos que preocuparnos por quedarnos atrás ya que nuestros clientes volverán no sólo por el producto sino por el buen trato y simpatía.
Consejos para tomar en cuenta
Toda venta se basa en el arte de la persuasión. Este se domina a través de un perfeccionamiento del discurso y de ciertos conocimientos psicológicos relacionados con la percepción. Sin importar que tan desarrolladas tengamos las anteriores habilidades o que tan amplió sea nuestro talento nato para convencer.
Existen una serie de reglas fundamentales a la hora de ofrecer cualquier producto o servicio:
Identifica la necesidad potencial del cliente
Todo producto o servicio está destinado a satisfacer una necesidad. Uno de los mayores recursos que tienen las artes persuasivas es darle a conocer a los consumidores una necesidad que no sabían que tenían para que así lo que vendamos pueda ser presentado como una solución a esta necesidad.
Apuesta a lo grande
Tratar de posicionar tu producto o servicio hablando con gerentes de almacenes y tiendas departamentales es una pérdida de tiempo. Dirígete directamente a los CEO de las compañías para garantizar un margen de negociación más seguro y amplio.
Conoce a tu cliente
No hay mejor manera de venderle algo a alguien que hacerlo sin que se de cuenta. Cuando tengas una reunión de negocios trata de establecer una relación con tu cliente.
No lo abordes con una venta directa. Date la oportunidad de conocerlo y tratarlo bien. Puede que no consigas una venta, pero estarás asegurando posibles negocios para el futuro.
Sumado a todo lo anteriormente dicho, existe un último elemento fundamental sin el cual no es posible ninguna venta: la confianza. Si tienes un producto o servicio en el que crees firmemente, háblale de él con toda la pasión posible. Lograrás contagiar tu entusiasmo a todos y demostrarás una garantía de los beneficios de lo que vendes.