El emprendimiento es una buena idea que surge a través del camino y desde allí comenzamos a explorar los medios para ejecutarla. El emprendimiento es una forma distinta de ver los sueños, en este punto se inicia a recorrer un camino lleno de experiencia, expectativas, amor, felicidad y también es un camino lleno de frustración, dolor y pequeñas derrotas.
El emprendimiento no es sólo montar nuestra empresa y generar dinero, esto va más allá. El emprendimiento es una lucha diaria, es aprender, es un camino lleno de fe y de paciencia, además nos toparemos con los instantes de querer desistir, pero el deseo de triunfar nos hace volver con más fuerza.
Este es uno de los caminos más difíciles de recorrer, es un camino con sufrimiento, pero el cual a fin de cuentas es una catapulta a la grandeza, los fracasos y todo lo negativo son lo que precisamente nos hace buscar nuevas ideas, nuevas estrategias que en algún momento van a funcionar y a devolver la fe.
Todo lo que hace un emprendedor, todo lo que sueña y todo lo que idealiza a futuro mejora su vida y en algún momento la de los demás. El emprendimiento es cambiar, crecer y es una forma de soñar.
Existen tres clases de emprendedores, el primero es el que sueña y se conforma con lo que hay, el segundo es el que sueña, pero le importa poco y por último está el emprendedor que todos quieren ser, el que sueña y tiene fe.
Un emprendedor lleno de fe y seguridad es el que traza nuevos caminos al éxito, este tipo de emprendedor es el que convierte sus ideas en obras de arte y son los que hemos conocido a través de la historia como ‘genios’.
Estamos en un mundo donde se le llama loco al que arriesga todo, a los que cruzan sus propios límites, a los que nunca perdieron la fe, a los que derrotados mil veces demostraron que los sueños y la realidad son un acto que se ejecuta con esperanza, déjame decirte que este tipo de personas son las que conocemos como emprendedores y su primer paso fue comenzar a soñar.