La globalización y la llegada de las nuevas tecnologías han representado para las organizaciones y para el hombre en general, nuevos desafíos que lo retan a transformarse y adaptarse constantemente a un entorno cambiante. De esta manera, lo que hoy es una verdad, mañana podría no serlo y es lógico que algunas cosas que funcionaron unos años atrás hoy carezcan de total validez e incluso generen en nosotros una sensación de extrañeza.
Lastimosamente, muchas empresas, de todos los tamaños y enfoques, poseen una visión errada y una concepción errónea de lo que significa estar a la vanguardia. Muchas hacen grandes inversiones en tecnología o intentan incursionar en diferentes olas de moda que se están desarrollando en su contexto para intentar ser más competitivas, sin embargo, el hecho de contar con algo no significa necesariamente que sea útil. Imagínese que usted hace una gran inversión y compra un auto, pero no sabe conducirlo ni tampoco hace los esfuerzos necesarios para aprender a hacerlo, esto es como no tener nada, no ha podido aprovechar los beneficios que este le ofrece y por el contrario ha quedado con un vacío en su bolsillo, que pudo haber sido mejor utilizado en otros fines.
Cada día se producen y desarrollan nuevas ideas y tecnologías en el mundo, algunas muy útiles pero otras carentes de un verdadero propósito, llevando al planeta a una sobresaturación de alternativas, que terminan por aportar poco o nada a un fin específico.
Esto mismo ocurre con cursos, programas y softwares que se ofertan en el mercado como la mejor solución para los problemas de las organizaciones, teniendo una visión general de estas y desconociendo su carácter individual y diferencial de unas con las otras, incluso dos empresas que ofrecen un mismo servicio son universos completamente diferentes, tienen necesidades distintas y no se comportan igual. Esta visión inmediatista de las organizaciones ha terminado por restarle valor y credibilidad a disciplinas y olas que implementándose de una manera adecuada podrían ser beneficiosas. Este es el caso del coaching, por ejemplo, que se ofrece como conferencias de 1 o 2 horas a las empresas y estas erróneamente creen que es suficiente para lograr una verdadera orientación hacia el ser.
Las organizaciones constantemente están en búsqueda de un mejoramiento continuo que les permita estar a la vanguardia de su entorno, términos como capital intelectual, gestión del conocimiento y gestión de la información son solo una muestra de la gran cantidad de intentos por ser entidades competitivas, alcanzar una reputación ejemplar y ser referentes en el mercado. Sin embargo, en muchos de los casos hacen uso de programas no compatibles con las necesidades puntuales o emplean distintos software, paralelamente, que no se complementan y terminan por alejarla de su auténtico objetivo.
La información es un insumo vital de toda organización, del tratamiento eficaz de esta depende el desarrollo adecuado de toda empresa, ante esta situación se crearon nuevas áreas y perfiles encargadas de gestionarla de la mejor manera. Es aquí donde aparece la gestión del conocimiento, un proceso complementario a la gestión de la información, que tiene como principal fin darle un valor agregado a la información con que se cuenta, por medio del tratamiento, mejora, selección, entre otras posibilidades.
Las nuevas tecnologías han llevado a replantear la concepción que se tenía del conocimiento, la era digital supone nuevos retos y desafíos para las organizaciones y en especial para los profesionales encargados de gestionarlo, quienes deben generar valor por medio de un nuevo saber.
Por tal motivo, es necesario entender que el conocimiento en una organización debe ser gestionado para potenciar el desarrollo de la misma, logrando obtener ventajas competitivas en su entorno. Cuando se ubica el conocimiento de la mejor manera y el lugar más pertinente, todo esto se traduce en resultados positivos para la compañía, contribuyendo así al cumplimiento de los objetivos corporativos.
El aprendizaje organizacional es aquel que logra incorporar de manera efectiva no solo aquellos conocimientos explícitos por medio de la documentación, sino aquel que es capaz de incluir los recursos humanos como fuentes de conocimiento no documentales por medio de la comunicación efectiva.
Resulta imposible pensar en una organización que funcione sin personas, incluso aquellas que son operadas bajo Inteligencia Artificial requirieron de la intervención humana para su desarrollo. Siendo así, las personas son un elemento fundamental de toda empresa, estas poseen un capital intelectual propio que llega a ser útil en el momento que se comparte en grupo, experimentando una trasmisión, aplicación o transformación socialmente en cada individuo. Cuando la organización es capaz de entender el comportamiento del individuo y a su vez es capaz de alinearlo con los objetivos corporativos, la organización está alcanzando una mejor gestión del conocimiento.
Al hablar propiamente de las nuevas tecnologías que soportan y apoyan a una organización basada en la gestión del conocimiento, cada día se crean y desarrollan nuevos sistemas, que, con una investigación previa y un correcto análisis de las necesidades organizacionales, podrían ser la solución a muchos de los baches que se podrían presentar en este entorno. Entre las principales tecnologías que apoyan el conocimiento, es justo mencionar el internet, las bases de datos, sistemas especializados, intranet y demás. Estas tecnologías, por sí mismas, ya son un soporte para una adecuada gestión de la información, sin embargo, requiere que se les de un manejo adecuado para que sean realmente útiles.
Cada día son más las organizaciones que ven en la gestión del conocimiento, la oportunidad para la construcción de un capital intelectual adecuado, cuando esta se alinea a los objetivos empresariales y se orienta a una misma dirección permiten el desarrollo personal de los empleados a la vez que potencializa los resultados organizacionales.
Todas las empresas sin importar su tipo, tamaño u quehacer presentan retos constantes para la adaptación oportuna a su entorno, sin embargo, una compañía que está a la vanguardia posee la capacidad y flexibilidad para reinventarse y convertirse en un espacio de desarrollo, donde cada una de las partes que componen el sistema se integran de tal manera que permiten una sinergia y engranaje del conjunto total, donde todos ganan.