En varias ocasiones hemos hablado de lo difícil que es iniciar un negocio. Al empezar es normal que no contemos con el presupuesto ideal o que quisiéramos tener para todas nuestras actividades dentro de la empresa.
En en este momento cuando para los emprendedores es normal auto-emplearse, no se cuenta con el capital suficiente para cubrir todas las necesidades operativas de la empresa y nos toca ser los «toderos», aquellas personas que pueden en un momento estar en una reunión importante con un posible cliente e inmediatamente después estar sirviendo café para alguien más, para luego pasar a hacer el aseo de la oficina.
Este tipo de actividades entre otras importantes se convierten en algo cotidiano en su vida, sin embargo, su empresa irá creciendo y con ello usted tendrá que contratar personas que realicen ciertas tareas, el problema viene cuando su mentalidad está enfocada a que nadie hace el trabajo mejor que usted y como hasta ahora lo había hecho usted solo, pues bien, sentirá que no se puede despegar de esas tareas cotidianas que hasta ahora hacía.
Es importante que tenga en cuenta que existen un sin fin de tareas por hacer en su compañía, y si bien nadie hace el aseo tan bien como lo hace usted, igualmente nadie tomará las decisiones importantes de la manera como las tomaría usted mismo porque es su empresa (no la de sus empleados).
Tareas como organizar la bodega, estar pendiente del soporte técnico, entre otras, deben ser delegadas para poder tomar decisiones como: relaciones comerciales, proyecciones y aquellas otras tareas que le traen un beneficio mucho más productivo a su empresa.
Tal cual como cualquier película en el mar, recuerde que usted es el capitán de un barco y si descuida su puesto de mando la nave podría peligrar.
