Hace algunos días se conmemoraron 2 años de la firma del acuerdo de paz que terminó con el conflicto de más de 50 años entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) -la guerrilla más antigua del mundo- y el Estado colombiano. Sin embargo, y a pesar de la significativa reducción de la violencia, la implementación de los 6 puntos acordados no han logrado tener un desempeño satisfactorio, alcanzando apenas un 3% de cumplimiento de los objetivos pactados en lo referente a la reforma agraria integral según el Kroc Institute de la Universidad de Notre Dame.
Este no es un asunto menor; una porción importante del conflicto colombiano ha sido justificado en las difíciles condiciones económicas y sociales de la ruralidad colombiana, siendo la falta de desarrollo y la desigualdad en la tenencia de la tierra puntos centrales en el asunto. Ha sido allí, en la ruralidad, donde los grupos armados al margen de la ley han logrado tener una base social más amplia y donde los antiguos combatientes han retornado a la vida civil después de muchos años de conflicto sin un sustento económico claro debido a las difíciles condiciones laborales del campo colombiano y la estigmatización por su pasado subversivo.
En este contexto, la creatividad e iniciativa de un importante número de los ex combatientes, ha permitido desarrollar, con financiación de cooperación internacional, diferentes proyectos de emprendimiento que podrían transformar las realidades de diversas regiones afectadas por el conflicto en el país y mejorar las condiciones de vida de los ex guerrilleros y sus familias.
Tal es el caso de la organización Recuperación Medioambiental por la Paz (REMAPAZ), un emprendimiento fundado en Neiva (Huila) por un ex militar y un ex guerrillero que vieron en el desecho de llantas usadas una oportunidad de negocio rentable, recolectándolas para transformarlas en diversos objetos útiles y artesanías, a la vez que contribuyen al medio ambiente al reciclar un producto altamente contaminante. Para esto recibieron apoyo en capacitación de ONG PeaceStartup y la mayoría de los trabajadores de la iniciativa son reinsertados y madres cabeza de familia.
Otro gran ejemplo es el del ecoturismo, un sector en el cual el país tiene las mayores potencialidades pero que había sido desaprovechado por mucho tiempo debido, precisamente, al conflicto armado que alejaba a los turistas de cualquier iniciativa. Después de dos años de posconflicto, muchos territorios como Caño Cristales, la Serranía del Macuirá en La Guajira, la región del Urabá chocoano, entre muchos otros, se han abierto al público y muchos emprendimientos ya están operando allí.
Estas iniciativas van desde el turismo de aventura por las montañas y ríos de las selvas del sur del país, los trekkings por las montañas de la región andina alguna vez dominada por las FARC, y los recorridos históricos por las últimas zonas veredales que aún operan, donde los ex combatientes sirven como guías a visitantes interesados en conocer más de los puntos claves en la historia del grupo guerrillero y del conflicto colombiano.
Tal es el caso de Turismo de Reconciliación Colombia (Tureco), un proyecto creado por reinsertados de las FARC y de las AUC (paramilitares), anteriormente contrincantes en el conflicto colombiano pero que decidieron unirse para desarrollar una propuesta de desarrollo regional, enfocado en un turismo que integre la cultura, gastronomía e historia de algunas de las regiones más afectadas por la violencia en el país, como los departamentos del Caquetá y Guaviare. Este proyecto cuenta con el apoyo de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) y diversas instituciones internacionales
El turismo en Colombia ha aumentado en un 43% desde 2016 y el país recibe más de 4 millones de turistas extranjeros por año, una cifra nunca antes registrada en el país cafetero.
Estos son algunos de los muchos proyectos de emprendimiento que le dan una nueva esperanza a la no repetición del conflicto, en un contexto donde los ex combatientes sienten un “abandono a los compromisos pactados en La Habana, especialmente en los puntos de reinserción y reforma rural” según el líder del equipo negociador de las FARC y ex comandante Andrés París, lo cual podría desencadenar en la repetición de los siglos de violencia en el país.